Vilafranca (1239-1412): Una nueva aportación a la historia rural valenciana

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Vicent Royo

Castelló de la Plana, 1983. Doctor en Historia Medieval por la Universitat Jaume I. Especialista en el pasado de las comarcas de Els Ports y El Maestrat, su dedicación se centra en conocer la sociedad rural de estas regiones fronterizas entre Valencia, Aragón y Cataluña mediante el análisis de la conflictividad, las luchas políticas y el surgimiento de sentimientos identitarios entre el campesinado.

Estimados lectores de Studia Humanitatis, tengo el placer de dirigirme a vosotros gracias a la invitación realizada por Alberto Reche, a quien quiero agradecer de todo corazón la posibilidad que me ofrece para dar a conocer una de mis últimas publicaciones. En efecto, aprovecho esta ocasión para presentaros el libro que he publicado hace un par de meses y que lleva por título Vilafranca (1239-1412). Conflictes, mediacions de pau i arbitratges en una comunitat rural valenciana (Ajuntament de Vilafranca – Publicacions de la Universitat Jaume I, Castelló de la Plana, 2016)Esta obra recoge una de las partes de mi tesis doctoral, defendida el pasado año, y está dedicada al estudio de la conflictividad en una pequeña comunidad rural valenciana, situada en la comarca de Els Ports, justo en la frontera con el reino de Aragón. Y, tras leer estas primeras líneas, podéis pensar, ¿qué puede tener de atractivo un libro sobre un pequeño pueblo perdido en las montañas? Además, es un estudio de historia rural, que también puede resultar poco atrayente a simple vista frente a otras aportaciones más emocionantes de la historia… Entonces, ¿por qué interesarse por este trabajo? Pues voy a intentar convenceros para que, por lo menos, le echéis un vistazo.

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De entrada, por todos es bien conocido que la historia rural no pasa por sus mejores momentos. Tan sólo hay que hacer un repaso a la lista de congresos que se celebran cada año para ver que dicha temática no ocupa una posición central en las investigaciones sobre historia medieval hoy en día. Todavía más, el número de ruralistas cada vez es menor y, aparte del descenso en el volumen de trabajos, también se resiente su calidad. Mal momento para dedicarse a esto, ¿verdad? Pero creo que, en mi caso por lo menos, ya es tarde… La historia rural de las comarcas septentrionales valencianas me ha atraído de tal manera durante estos años que ahora ya no hay remedio, más aún sabiendo que uno proviene de allí y, en la medida de sus posibilidades, tiene que hacer todo lo posible para evitar que la tierra que vio nacer a sus antepasados se convierta en un desierto donde ir tan sólo durante las vacaciones estivales a disfrutar de un verano suave, y barato.

Las comarcas de Els Ports y El Maestrat en la encrucijada entre Valencia, Cataluña y Aragón

Las comarcas de Els Ports y El Maestrat en la encrucijada entre Valencia, Cataluña y Aragón

 

Éste fue uno de los motivos que, desde joven, me impulsaron a estudiar la historia medieval de las comarcas de Els Ports y El Maestrat, pues el historiador tiene una obligación para con la sociedad que lo ha formado y es de justicia intentar devolverle una parte del tiempo y el dinero invertido en su persona con instrumentos que le puedan ser útiles. Si los lugareños no luchamos contra el proceso de despoblamiento y empobrecimiento de estas comarcas, ¿Quién lo hará? Además, hay argumentos suficientes para emprender la tarea, por dura que sea, porque estos pueblos atesoran magníficas colecciones documentales de los siglos medievales, testimonio de un pasado en que todos los centros de esta región olvidada tuvieron un papel esencial en la encrucijada de Valencia, Aragón y Cataluña. Los ingredientes están preparados, tan sólo hacer falta cocinarlos con cariño y con tesón para ofrecer una pequeña aportación a las gentes de este territorio.

Os cuento ahora la génesis de mi tesis doctoral y, por extensión, del libro al que dedico estas líneas. Cuando empecé y con el marco de observación bien definido desde el inicio, era momento de centrar la investigación. La mayor parte de la documentación de los pueblos de las comarcas antes mencionadas está dispersa por el Archivo Histórico Nacional, el Arxiu de la Corona d’Aragó y el Arxiu del Regne de València. Pero el destino, siempre caprichoso, ha querido que se conserve una excelsa colección de protocolos notariales en el Arxiu Històric Notarial de Morella. Más aún, tan sólo para el lugar de Vilafranca hay unos 250 libros, que empiezan en una fecha tan temprana como 1307 y siguen de manera casi ininterrumpida hasta bien entrado el siglo XVI. Teníamos, por tanto, una base documental que no se podía dejar escapar de ninguna de las maneras y nos pusimos manos a la obra. Pero, en ese momento, apareció la pregunta que se hace todo medievalista –historiador, en general– cuando empieza los estudios de doctorado: ¿Cómo le meto mano? Cuestión siempre compleja, cierto, pero que, en mi caso, tenía una respuesta sencilla.

Casa de la vila de Morella, sede del Arxiu Històric Notarial

Casa de la vila de Morella, sede del Arxiu Històric Notarial

 

Pocos días después de iniciar el vaciado de los protocolos, llamaron mi atención dos documentos concretos, que había visto repetidas veces en las jornadas anteriores: se trataba, primero, de un compromiso firmado por dos partes enfrentadas que delegaban la resolución de la causa en dos mediadores y, luego, como era de esperar, estaba la sentencia de los árbitros que debía cerrar el conflicto. Hasta el momento, tenía referenciado el uso de esta práctica de solución de las controversias en otras capas sociales y en otras épocas, pero no en una comunidad rural tan pequeña y al inicio del siglo XIV. Me dirigí entonces a la bibliografía que existía sobre el tema y las conclusiones de la mayoría de los especialistas eran claras: las mediaciones de paz y los arbitrajes conocieron un periodo de esplendor en los siglos plenomedievales, justo cuando la justicia pública se desintegra, y dichos mecanismos, utilizados preferentemente por nobles y eclesiásticos, retroceden a partir del siglo XIII con la consolidación de los aparatos públicos de justicia.

Pues bien, aquí tenía un filón que tampoco podía dejar escapar: en los protocolos notariales de una pequeña comunidad de la frontera valenciana y en el resto de la documentación producida por todos los actores sociales presentes en las comarcas de Els Ports y El Maestrat el uso de las mediaciones de paz y los arbitrajes era una práctica común desde el mismo siglo XIII y su utilización crecía aún más a lo largo de la centuria siguiente. Me puse a trabajar y la conclusión de mi tesis doctoral fue bastante concluyente, valga la redundancia: estos mecanismos de pacificación juegan un papel esencial en la articulación de la sociedad rural del norte del reino de Valencia desde la conquista del siglo XIII y, más aún, en la definición del tejido social de las comunidades rurales durante el siglo posterior.

Vilafranca del Cid

Vilafranca del Cid

 

Siguiendo en esta última línea, los protocolos notariales de Vilafranca me permitieron profundizar de una manera excepcional en todos y cada uno de los aspectos de la vida cotidiana de sus habitantes entre 1307 y 1412. Detrás del análisis de los conflictos y las resoluciones consiguientes a través de las mediaciones de paz y los arbitrajes se escondía todo un universo lleno de cientos de casos particulares que ofrecían la posibilidad de reconstruir de manera muy fresca y ágil una panorámica del tejido social de una comunidad rural durante el siglo XIV. Mediante el estudio de dichas prácticas de pacificación, he podido escrutar las redes familiares y de parentesco, el funcionamiento de los diferentes sectores del mercado en el ámbito local y comarcal, la importancia de la ganadería en la economía doméstica, los comportamientos y las actitudes del campesinado frente a la muerte, su concepción sobre la infancia, el matrimonio y les relaciones familiares y vecinales, los roles que juegan hombres y mujeres en la sociedad rural y el uso de una violencia que a veces es espontánea y otras sigue unos códigos bien definidos y conocidos por todos. La casuística es inmensa y se pueden analizar desde casos de adulterios hasta otros de violaciones, hijos ilegítimos y engaños a la familia. De este modo, insisto, es posible reconstruir con mucho detalle todos y cada uno de los episodios de la vida cotidiana en una pequeña comunidad rural valenciana.

Pero, más allá de la anécdota, el número de datos también permite realizar un análisis profundo de las estructuras sociales en el mundo rural y de aquí salen dos de las conclusiones principales que encontraréis en el libro. Por una parte, es posible definir con mayor precisión aún las pautas de control social que ponen en marcha las elites rurales para ejercer su dominio sobre el resto de vecinos de la comunidad. La elaboración de extensas listas de árbitros permite ver como los prohombres más ricos de cada momento son también los personajes elegidos con mayor frecuencia por el resto de habitantes para resolver las disputas mediante la institución arbitral. Gozan del halo de respetabilidad que les proporciona su ascendencia familiar y su riqueza, una condición privilegiada que, entre muchos otros signos de distinción, engrandecen con su intervención habitual en los conflictos cotidianos. Son ellos los dirigentes de la comunidad y, por tanto, les corresponde asumir el rol de pacificadores.

Una ceremonia de pacificación tras una lucha de bandos

Una ceremonia de pacificación tras una lucha de bandos

 

Por otra parte, asociado a este argumento de dominación social, aparece la otra aportación más relevante del estudio. Estos prohombres que hacen más veces de árbitros son también los que participan con más asiduidad en los cargos de gobierno de la comunidad y, además, dirigen unas facciones que se disputan de manera permanente el control de las magistraturas municipales. Hasta el momento, los especialistas habían admitido la existencia de luchas de bandos en el mundo rural, pero únicamente articuladas en términos de honor y de represalias frente a los ataques sufridos por miembros de la parentela. Nada más lejos de la realidad, el caso de Vilafranca pone de manifiesto que los principales prohombres de cada época encabezan facciones con un marcado carácter vertical que luchan con otros grupos por el dominio de los aparatos de gobierno en el ámbito local y eso determina profundamente el funcionamiento de la institución municipal y, por derivación, del colectivo entero.

Todo esto –y mucho más– es lo que podéis encontrar en el libro que tengo la oportunidad de presentaros. No he querido hacer una presentación al uso, pues creo que es mejor que descubráis por vosotros mismos el contenido del trabajo que tantos años ha costado de concebir. Era mi intención llamar vuestra atención sobre un tema que en los últimos años parece olvidado por las grandes corrientes historiográficas con el objetivo de volver a hacer atractiva la historia rural. Asimismo, tenía –y tengo– la firme convicción de publicitar el pasado de un territorio que desde hace décadas permanece olvidado por las administraciones públicas. Las comarcas de Els Pors y El Maestrat languidecen poco a poco y el futuro no es nada halagüeño, la verdad. Como he dicho, creo que es misión del historiador rememorar el pasado de nuestra sociedad para proporcionarle los instrumentos necesarios con que afrontar un futuro incierto y, en este caso, la tarea es más necesaria que nunca, porque estas regiones tienen poco donde agarrarse en la actualidad. Sirva, pues, este libro para resituar en el mapa a Vilafranca, en particular, y a las comarcas de Els Ports y El Maestrat, en general, con el fin de que unos pueblos con tanto pasado no se queden sin futuro.

Vicent Royo

Castelló de la Plana, 1983. Doctor en Historia Medieval por la Universitat Jaume I. Especialista en el pasado de las comarcas de Els Ports y El Maestrat, su dedicación se centra en conocer la sociedad rural de estas regiones fronterizas entre Valencia, Aragón y Cataluña mediante el análisis de la conflictividad, las luchas políticas y el surgimiento de sentimientos identitarios entre el campesinado.
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