De Cabiria (1914) a La Legión del Águila (2011): la recepción contemporánea del ejército romano a través del Séptimo Arte

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Oskar Aguado

Bilbao, 1991. Licenciado en Historia por la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibersitatea, donde realizo una tesis doctoral sobre la recepción de la guerra en la antigua Roma a través del cine y la televisión. También soy miembro del proyecto de investigación Antigüedad, Nacionalismo e Identidades Complejas en la Historiografía Occidental : https://aniho.hypotheses.org

Hace poco más de una semana tuve la oportunidad de conocer al padre de un amigo. Al entablar conversación me preguntó a que me dedicaba y le hablé sobre mi proyecto de tesis en el que estoy inmerso desde hace unos pocos meses: “la representación de la guerra en Roma a través del cine”. Al principio se quedó un poco sorprendido, quizá no asimiló qué era lo que podía ser investigado sobre ese tema. En cualquier caso, continuó diciendo que le gustaba el cine de romanos, y enseguida recordó que unos días antes había leído un artículo en el periódico sobre una batalla en un bosque de la actual Alemania donde los romanos sufrieron una gran derrota (casi con total seguridad, se refería a la masacre de tres legiones en Teutoburgo). La frase que dijo a continuación me pareció cuanto menos interesante y me hizo reflexionar: “claro todos hemos visto lo fuertes que eran las legiones en los primeros diez minutos de Gladiator, pero parece ser que no siempre vencían”.

En mi opinión, ese comentario es fiel reflejo de cómo uno de los medios más importantes a través de los cuales se ha formado el imaginario colectivo sobre la Antigüedad, y en este caso sobre la guerra en la antigua Roma, ha sido el cine. En este sentido, cabe apuntar que una reciente monografía colectiva tiene el sugerente título de Tutto quello che sappiamo su Roma, l’abbiamo imparato a Hollywood, es decir “todo lo que sabemos sobre Roma lo hemos aprendido de Hollywood”. Indiferentemente de lo molesto que pueda ser una afirmación como esta para un historiador de la Antigüedad, debemos admitir que fuera del ámbito académico, en la cultura popular, la imagen que se tiene sobre la antigua Roma ha sido formada en buena medida a través del celuloide (sin querer menospreciar con ello la influencia de otros medios como la literatura, la pintura historicista, o, en los últimos años, los videojuegos).

Pero en vez de lamentarnos de que la producción académica sobre la Antigüedad no cuente con el impacto y la atracción con los que cuenta el Séptimo Arte, lo que podemos hacer es analizar cómo y por qué a través de la pantalla se ha recreado una antigua Roma con unas características muy bien definidas entre las que prima la belicosidad y la guerra. Y aparte de poder valorar lo veraz o no que puede ser la representación cinematográfica del ejército romano, por ejemplo, un tema sumamente interesante puede ser incidir y remarcar las peculiaridades y el contexto histórico que han llevado a una recreación actual de ese aparato militar.

Retrotraigámonos para ello a la Italia de 1914, país y fecha en la que se estrenó Cabiria, una película que marcaría un antes y un después en el género denominado cine de romanos y que estableció sus principales características. Este film ambientado en la Segunda Guerra Púnica cuenta con varias escenas de batalla, tales como la destrucción de la flota romana ante Siracusa o el asedio de Cirta. Aunque quizá una de las escenas más peculiares sobre el ejército romano sea la del grupo de legionarios creando una torre humana con sus grandes escudos ante las murallas de Cartago.

Cabiria 1

. Legionarios romanos escalando las murallas de Cartago (Cabiria, 1914, Pastrone)

Cabiria 2

Detalle (Cabiria, 1914, Pastrone)

 

En cualquier caso lo interesante sería resaltar como las conquistas romanas en el norte de África recreadas en esta película tendrían relación con la conquista italiana de Libia entre los años 1911 y 1912, cuando empezó a producirse la película. Hablamos de un contexto en el que Italia requería de recursos como la tradición inventada de la romanitá para justificar su unidad como país, y en este caso el cine sería un medio más para expandir esa tradición. Un cuarto de siglo más tarde, Mussolini se valdría del mismo recurso para justificar la Conquista de Abisinia con otra película también ambientada en la Segunda Guerra Púnica: Scipion l´africano (Gallone, 1937). Para ello se establece una clara analogía entre el expansionismo romano durante el siglo III a. C. y la pretensiones colonialistas italianas durante el régimen fascista. Bajo este prisma, las victorias del ejército romano en territorio africano no serían más que las precursoras de las nuevas conquistas, así como un modelo a seguir.

La perspectiva cambia con el contexto, ya que en las décadas de los cincuenta y los sesenta en Hollywood la recreación del ejército aparece ligada a regímenes totalitarios, a lo abusos del imperialismo y a los peligros de una poderosa y perfectamente equipada máquina de matar. Eso es, al menos, lo que se observa en varias películas de romanos clásicas de la época dorada de Hollywood, como son Quo vadis? (LeRoy, 1951), Ben-Hur (Wyler, 1959) y Espartaco (Kubrick, 1960). En las dos primeras son evidentes las analogías con los regímenes totalitarios como el nazismo sobre todo en escenas como los triunfos, que se representan de una forma sumamente militarizada, con una estética muy parecida a la de los desfiles militares de la Alemania nazi, pero también a los de la URSS, teniendo en cuenta que hablamos del contexto de la Guerra Fría. En el caso de Espartaco vemos al ejército romano como garante del poder opresor sobre todo en la batalla final, donde se muestra un claro ejemplo de brutalidad institucional mediante el orden y la disciplina casi mecánica en la que avanzan las cohortes.

Quo Vadis

Quo Vadis 2

Ben-Hur

(imagen superior y central) El triunfo romano en Quo Vadis? (1951) (imagen inferior) El triunfo romano en Ben-Hur (1959)

Cuarenta años más tarde acudimos al estreno de Gladiator (Scott, 2000). El film comienza mostrando la superioridad militar de las legiones, pero lo interesante es entender la batalla inicial como un alegato antibelicista en la medida en que se pretende mostrar los horrores de la guerra más allá del heroísmo que pueda mostrar Máximo (Russel Crowe). Uno de los guionistas de la película David Franzoni explica la batalla con estas palabras: “el combate es realista, brutal y nada glorioso, vencieron pero fue asqueroso, no hay sensación de haber conseguido nada más que matar gente”. De hecho, las desmesuradas explosiones que la artillería romana provoca en el bosque recuerdan a los bombardeos de napalm durante la guerra de Vietnam, popularizados por películas como Apocalypse Now. Siendo una guerra tan impopular, una analogía como esa es perfecta para mostrar los excesos y la masacre que puede provocar la tecnología militar, para acabar consiguiendo nada más que muertos (desde el punto de vista estadounidense). Pero Gladiator, contaba con los precedentes de la épica hollywodiense de los cincuenta y los sesenta y, quizá como homenaje, también nos muestra al ejército romano, o mejor dicho a la guardia pretoriana, es su faceta más totalitaria. Así, las escenas de la entrada triunfal del tiránico emperador Cómodo tienen sus paralelismos con varias escenas del documental propagandístico nazi El triunfo de la voluntad (Riefenstahl, 1935) donde las cohortes pretorianas perfectamente formadas se equipararían a los soldados de las SS hitlerianas.

Gladiator

Entrada triunfal de Cómodo en «Gladiator» (2000)

El Triunfo de la voluntad

Escena del documental «El Triunfo de la Voluntad» (1935)

 

En los últimos años han visto la luz dos películas en las que el ejército romano juega un papel significativo, y ambas tienen como telón de fondo la masacre de la IXª legión: Centurión (Marshal, 2010) y La legión del águila (Macdonald, 2011). En la primera de ellas vemos a la legión destruida en el bosque y ciertamente recuerda al desastre de Varo en Teutoburgo pero el mensaje en sumamente actual en la medida en la que en nuestra historia más reciente conocemos varios casos de ejércitos que se adentran en territorios desconocidos y descubren que se han metido en algo que les supera, como en los casos de Vietnam e Irak. Vemos aquí también la crítica a la crueldad de la guerra que comentábamos para Gladiator, producto del hiperrealismo que el cine histórico de cualquier época ha venido mostrando en las batallas a partir del estreno de Salvar al soldado Ryan (Spielberg, 1998). Después de la masacre de la legión podemos oír al centurión Quinto (Michael Fassbender) comentar: “en el caos de la batalla, cuando la tierra bajo nuestros pies es un lodo, mezcla de sangre, vómito, heces y las entrañas tanto de amigos como de enemigos, es fácil invocar a los dioses para que nos salven, pero son soldados los que luchan y soldados los que mueren, los dioses jamás se arriesgan”.

Centurión

El horror de la batalla tras la masacre de la IXª legión en «Centurión» (2010)

 

La legión del águila aunque muestra algunas escenas de batalla, pretende reflejar una visión mucho más naturalista y paisajística, algo alejada de la sangrienta versión de Centurión. Aún así, escuchamos duras críticas al afán imperialista romano, que es realmente una condena de cualquier intento imperialista actual, en cualquiera de sus variantes: “siempre hostigando y presionando en busca de más conquistas, más territorios, más guerras” ; “tu padre vino a matar, a castigarnos por no doblegarnos ante Roma”; “nos arrebatasteis nuestras tierras, mi madre y mis hermanas murieron, mi padre la mató antes de que llegaran los legionarios, ella se arrodilló y él le cortó el cuello, Roma también hizo eso”.

Desde la defensa y justificación imperialista que podíamos ver en Cabiria hasta los alegatos antiimperialistas de La legión del águila han pasado casi cien años en los cuales muchas otras películas han hecho su propia recepción contemporánea del aparato militar romano. Aquí se han comentado solo algunos ejemplos, pero sin duda cabría profundizar mucho más en el tema.

Como decíamos al comienzo, mucho de lo que se sabe, o se cree saber, sobre la antigua Roma se ha visto a través del cine, pero lo que igual no se sabe es que esa imagen de Roma dice mucho más de nuestra propia sociedad actual que de la de la antigua ciudad del Tiber.

 


 

Bibliografía

CANO, P. L., Cine de romanos. Apuntes sobre la tradición cinematográfica y televisiva del Mundo Clásico, Madrid: Centro de Lingüística aplicada Atenea, 2014.

DE ESPAÑA, R., La pantalla épica, los héroes de la antigüedad vistos por el cine, Madrid: T&B Editores, 2009.

MOLINA, J. A., «A través del espejo: preocupaciones contemporáneas por la paz mundial en el cine histórico sobre la Antigüedad» en Casstillo, Knippschild, García Morcillo y Herrero (eds.) Imagines. La Antigüedad en las artes escénicas y visuales, Logroño, 2008, pp.189-198.

SOLOMON, J., Peplum. El Mundo Antiguo en el cine, Madrid: Alianza Editorial, 2002.

WINKLER, M. M., Gladiator. Film and history, Malden: Blackwell Publishing, 2004.

WYKE, M, Projecting the Past: Ancient Rome, Cinema and History, Londres: Routledge, 1997.

Oskar Aguado

Bilbao, 1991. Licenciado en Historia por la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibersitatea, donde realizo una tesis doctoral sobre la recepción de la guerra en la antigua Roma a través del cine y la televisión. También soy miembro del proyecto de investigación Antigüedad, Nacionalismo e Identidades Complejas en la Historiografía Occidental : https://aniho.hypotheses.org
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